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PATRIMONIO INDUSTRIAL DE PUERTO DE SAGUNTO

Itinerario didáctico multidisciplinar

Introducción

 

Escuela de Aprendices de AHV (desaparecida)

 

La Compañía Minera de Sierra Menera (CMSM) construyó en 1912 un local que usó como capilla y escuela de enseñanza primaria. El edificio, una nave rectangular cubierta a dos aguas, era de ladrillo macizo sin enlucir sólo se distinguía de una nave industrial por la pequeña espadaña para la campana que coronaba su fachada oeste.

Foto de 1926 (aprox.) alojada en fcvsagunto.wordpress.com

Geografía

 

   El paisaje físico

 

   El paisaje humanizado

 

   El paisaje a lo largo del tiempo

 

Cuaderno de campo

 

Video-bibliografia

 

 

 

CONTRAST

Joan Costa Sanz

Antonio Ortiz López

José María Prats Escriche

Ciriaco Galán López (dibujos)

 

Colaboradoras en la edición digital:

Minerva Paz Company

Ana Isabel Suárez Hevia

 

Contactos:

 contrastapips@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

Cuando la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo (CSM) se estableció definitivamente en el Puerto de Sagunto, aprovechó el mismo local como sede de su Escuela de Artes y Oficios, destinada a formar los jóvenes que serían los futuros trabajadores de la siderurgia. Transferido en 1929 el culto al nuevo templo de la Nuestra Señora de Begoña construido en frente de su costado oeste, presidiendo la alameda, el edificio albergó también las escuelas primarias y clases nocturnas de Náutica y Peritación Mercantil..

 

Después de la Guerra Civil, la CSM pasó a manos dels Altos Horns de Vizcaya (AHV). En 1942, esta sociedad mejoró notablemente la construcción, dotándola de los materiales y el profesorado necesario para una formación profesional adecuada de la juventud porteña que quería ingresar en la empresa siderúrgica, tarea que se ejercerá hasta el cierre de la fábrica en 1984, aunque desde 1966 ya en las nuevas instalaciones, actualmente ocupadas por el IES Eduardo Merello. Recientemente el edificio original de 1912 ha sido demolido totalmente sin causa aparente y sin que la Fundación de la Comunidad Valenciana para el Patrimonio Industrial de Puerto de Sagunto lo pudiera evitar.

 

La Escuela de Aprendices de AHV-Fábrica de Sagunto al poco de su reinauguración (1943)

 

Los Aprendices de AHV reciben formación profesional y técnica (1949)

 

  

Fotos alojadas en fcvsagunto.wordpress.com.

 

Hay que hacer notar el peculiar funcionamiento de la institución donde varías generaciones de porteños aprendieron el oficio del cual pudieron subsistir el resto de su vida. La Escuela de Aprendices hacía un examen de ingreso muy exigente a los niños con 12 años cumplidos (con la creación del colegio de Begoña en 1947 solo había que aprobar la enseñanza primaria). En la época de AHV, al ingresar en la escuela, el aprendiz firmaba un contrato con la empresa y recibía un salario mientras duraba su formación, contrato que casi siempre se convertía fijo y ligaba al ya obrero calificado a la empresa para siempre. En un contexto, como en los años 1940-60, de penuria económica, muchos jóvenes anhelaban ingresar en la Escuela de Aprendices, porque esto podía suponer resolverles la vida y muchas familias depositaban en sus hijos la esperanza de un futuro mejor que el suyo cuando eran finalmente recompensados con un contrato de aprendizaje.

 

Actual IES Eduardo Merello, antigua Escuela de Aprendices de AHV-Fábrica de Sagunto al poco de

inaugurarse (1966)

Foto: a partir de una tarjeta postal de 1966, propiedad de Antonio Ortiz.

 

Esta circunstancia era aprovechada por el profesorado, que fomentaba la competitividad entre el alumnado, puesto que las mejores calificaciones daban derecho a ser seleccionado para un oficio más especializado y mejor remunerado. El plan de estudios (hasta la reforma de 1970) estaba diseñado por el director de la fábrica, Jerónimo Roure, intentando equilibrar los contenidos oficiales (para que los jóvenes pudieran hacer valer el título de su oficio en todo el Estado) con las necesidades de la empresa: falta de delineantes, ajustadores, torneros, fresadores, caldereros y electricistas. Incluso, más por la voluntad del alumnado que por el acierto del profesorado, muchos aprendices porteños ganaron premios a nivel provincial y estatal a los concursos convocados para especialistas de cada oficio. Muchos de estos campeones acabaron convirtiéndose en profesorado de la escuela en 1960-70, aunque en el sistema de selección para los titulares de las áreas comunes era más importante la recomendación personal y la capacidad de impartir una dura disciplina que la preparación científica para la docencia.

 

A principios de la década de 1960, las dimensiones que iba alcanzando AHV-FdS (más de 6000 trabajadores) y la posibilidad de convertirse en receptora de la IV Planta Siderúrgica Integral, aconsejó a la empresa (cumpliendo también la tarea de ayudar al Estado en la tarea de la escolarización de una creciente población juvenil) construir junto al Sanatorio una nueva escuela de aprendices, que tomó el nombre del gerente Eduardo Merello, muy comprometido con la tarea educativa de AHV. Suprimidos los contratos de aprendizaje desde 1970, la preparación de los jóvenes en la nueva escuela fue todavía mejor y muchos pudieron optar para ejercer su oficio dentro o fuera de la fábrica. El antiguo edificio fue cedido como sede provisional de la escuela primaria dependiente del único colegio público de entonces, el Cervantes, hasta su abandono a finales de la década de 1980.